La historia habla de un científico loco que pretende crear una súper-raza de humanos a partir de la energía atómica. Si el argumento ya es tan malo como simple, los efectos especiales son peores.
Un ejemplo muy claro es el de las escenas con el pulpo gigante: el científico, no se sabe por qué motivo, tiene en su guarida un pulpo gigante como mascota al que le echa prisioneros como alimento. Pues bien, cuenta la leyenda que este pulpo fue robado por el propio Ed Wood de unos estudios después de que éstos lo usaran en una película con John Wayne. Lo que pasa es que al bueno de Wood se le olvidó coger el motor que movía semejante bicho. Es gracias a este hecho que vemos que las víctimas del malvado pulpo deben mover ellas mismas los tentáculos de éste para que parezca que les ataca. Nunca en la historia de la ciencia-ficción un monstruo había sido tan peligroso siendo a la vez tan inerte.
Podemos concluir que esta película es (perdonen la expresión) la parida más grande que he visto. Pero la verdad es que la hora y poco que dura la película se pasa volando de lo divertida que es sin quererlo, la cual cosa creo que es lo peor que le puede pasar a un director, pretender hacer una peli de miedo y que te salga una comedia debido al simple guión y a lo poco especiales que eran sus efectos.
No sabría si darle un 0 o un 10, de lo que sí estoy seguro es de que si te gusta el cine, la tienes que ver.
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